UN MERCADO PERSA
Por Magdalena González
El primer día de clase, a primera hora, en la facultad de económicas, y hace ya unos cuantos años, la frase inaugural del curso fue: “Señores, los recursos son limitados. Ser economista es sacar su mayor y mejor rendimiento”.
Pues bien. Oyendo a nuestros políticos en precampaña -o sea, que esto no ha hecho más que empezar- nuestros profesores deberían de cambiar la frase inicial y decir a sus alumnos algo así : “Señores, en economía todo vale. Las promesas que se hacen hoy, mañana se olvidan. Los recursos si no se tienen, se inventan. Lo importante es el poder y luego ya se irá viendo...”.
Yo no sé ustedes, pero la sensación que tengo últimamente es que nuestros políticos se han vuelto locos. Muchas veces la oferta del día ni siquiera dura eso, un día. Los dos partidos mayoritarios se rifan las portadas de los medios de comunicación en una lucha sin fin que provoca mayoritariamente escepticismo porque todos presuponemos lo esencial, que de donde no hay, no se puede sacar.
El manejo de los dineros públicos es una tarea muy seria y exige un conocimiento perfecto de las necesidades y de los recursos. No nos cabe en cabeza cabal que se mejoren hasta el infinito las prestaciones, los servicios, las infraestructuras ... y nos bajen los impuestos. Algo falla ¿no?
Mientras tanto, los Ciudadanos somos cada vez más conscientes de lo que se nos viene encima: una crisis con dos vertientes, la desconfianza en el consumo y la financiera. El aumento significativo del paro en el mes de enero (y veremos febrero), el comportamiento de la demanda y la baja (endémica ya, por cierto) productividad industrial, hacen que se esperen tiempos peores y que se necesiten soluciones nuevas para un planteamiento de una crisis nueva.
Necesitamos grandes pactos para que la rueda vuelva a funcionar. Pactos en materias fiscales, en problemas de vivienda y urbanismo, en seguridad y terrorismo, en educación, en el reparto del agua ... y sobre todo, en volver a generar la confianza de los ciudadanos en la clase política. Y aquí nos encontramos de nuevo con otra paradoja. Muchas de las decisiones que hay que adoptar a nivel de Estado, no se pueden tomar simplemente porque están cedidas sus competencias a las Autonomías. En la mesa de negociación se sientan representantes que no quieren negociar. Que sacan más provecho “vendiendo” su voto al mejor postor para el Pleno de la Investidura. Y así no se puede resolver una crisis.
Debemos de pedir a los políticos que hagan un ejercicio de profesionalidad y coherencia y se dediquen a su verdadera profesión : manejar la" res publica" con la diligencia y el buen hacer de una persona de bien. Dejar a un lado el mercadeo de votos y proponer soluciones reales y factibles a una sociedad que se tambalea.
Desde Ciudadanos planteamos una nueva forma de hacer política. En nuestro programa electoral figuran precisamente promover una política de grandes pactos de Estado en asuntos tan sensibles como los citados anteriormente. No pretendemos “vender” nuestro apoyo. Queremos llevar la razón a un mundo que se ha quedado sin ella. Pretendemos ser la voz de la ciudadanía y manejar la política con la cabeza. Dar un vuelco a la forma de entender las instituciones que deben de estar al servicio del Ciudadano y no al revés. Proponemos cambios profundos, entre otros, en la composición de las Cámaras, en la Ley Electoral y en la duración de los mandatos. En definitiva pretendemos ser un soplo de aire nuevo y de esperanza que modere la crispación y, sobre todo, para que en esta lucha a muerte entre los partidos mayoritarios por conseguir el poder, nos traten como adultos, sin el chalaneo cotidiano del “ahora tú ofreces esto, pues yo más”.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)