Justo en dirección contraria.
El Gobierno anuncia un cambio en la ley concursal.
Esa noticia parece buena. El gobierno tiene idea de hacer lo que su palabra indica, gobernar. Ahora bien ¿que cambios habrían de hacerse?.
Las entidades financieras han dicho que los acuerdos de refinanciación no pueden ser retrotraídos o no harán una sola, los sindicatos que los EREs deben de ser mas rápidos y con mas pasta para los trabajadores. Los empresarios (se supone proveedores y acreedores) dicen que no les va a quedar nada y que serán los paganos de la historia.
En resumidas cuentas la Administración cobra, la Seguridad .Social cobra, los trabajadores cobran, antes y más, los bancos y cajas cobran, porque lo tienen todo trincao, los interventores faltaría más, los abogados casi fijo. Los que cobran “ya se verá” son los proveedores y acreedores. De los accionistas a estas alturas ni hablamos.
Si salimos de esta (yo soy de los que creen que si) habrá que dar curro a seis millones de trabajadores y para hacerlo solo hay dos caminos, o los puestos de trabajo los generan las empresas o lo hace el estado (tipo Cuba) y descartando el segundo supuesto, si nos hemos cargado el tejido empresarial y vacunado contra cualquier desarrollo a todas las pymes y sus empujadores natos (los autónomos) vamos a vérnoslas y deseárnoslas.
O sea que el cambio que hay que hacer es para dar igualdad de acción a todos los participantes en algo tan accidental y habitual como un concurso, en los tiempos que corren.
La Administración y la Seguridad Social no tienen que tener derecho de pernada porque ya tienen suficientes medios para actuar. Con todos los ordenadores, legislación y funcionarios tienen una poderosísima capacidad para defenderse.
Las Entidades Financieras tienen la sartén por el mango para ejecutar las garantías y la información para actuar antes que nadie, no creo que dejen de refinanciar por ello.
Los trabajadores ya no son aquellos desgraciados que eran aplastados por la bota empresarial, tengo la sensación que con depresiones, acosos, legislaciones insólitas, convenios imposibles y tribunales de parte, son más poderosos que las empresas.
Y si los proveedores y acreedores de a pie no cobran nada, concursarán a su vez y si los autónomos-empresarios-accionistas no reciben nada (en ningún caso) no concursarán nunca más, pues no serán tan idiotas de crear empresas otra vez.
Si no hay empresas, no hay riqueza que repartir y eso del gasto social se va a la porra. Exagerando la nota, el cambio tiene que ser como dicen en mi pueblo, a prorrata-porción.
Leonardo Ríos Zumel
sábado, 11 de abril de 2009
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