lunes, 3 de diciembre de 2007

UNA TOCAYA INCÓMODA

Por Magdalena González


Siempre que salen en los medios noticias de corrupción política, se produce una gran herida en la confianza del sistema democrático y un gran sentimiento de enojo, de traición al saber que personas a las que los ciudadanos hemos confiado nuestro voto, se comportan torticeramente, violando todo derecho escrito y tácito.
Como bien decía hace unos meses Gregorio Morán, hay dos profesiones que se presuponen “indecentes”: político e inmobiliario. Sabemos que generalizar es injusto, y que estadísticamente las malas personas existen en todos los grupos sociales (médicos, profesores, jueces …), pero en estas dos, precisamente la decencia no se supone, sino que hay que demostrarla.
Bien. Hemos leído hace poco que en Totana –Murcia- ha habido una serie de detenciones relacionadas con el delito de prevaricación. Sí. Eso de recalificar suelo rústico para que unos amiguetes se ganen una pasta, en beneficio del pueblo –of course- y, mientras tanto, bueno, pues quedarse unos durillos por el favor. Nada, menudencias, sobre todo si las comparamos con el enorme beneficio que obtendrán los promotores de la idea.
Por desgracia de estas traiciones, intrigas y tejemanejes los burgaleses sabemos un rato. Por algo nuestra tierra fue lamentablemente el escenario del primer juicio de la democracia contra la corrupción urbanisticopolítica - menudo palabro -.
Vale. Nadie es perfecto y en un estado de derecho como el nuestro, si alguien comente un delito tipificado en el Código Penal, pues se obtienen pruebas, se les presume inocentes hasta que la Justicia (sí, así en mayúsculas, con todas sus instancias y apelaciones) decide condenar a los culpables que se han beneficiado de sus cargos públicos para obtener beneficios privados o que han malversado los dineros de los ciudadanos para lucrarse con ello.
Pues eso mismo ha hecho esta semana el PSOE cuando ha comprado con dinero público un par de votos (menos mal que no les faltaban quince) con millones de euros del erario público, para que una de sus ministras más denostadas y más indignas no fuese “reprobada” por la Cámara Baja. No sé ustedes, pero a mi me da igual que le faltasen únicamente dos votos. La negligencia, la soberbia, el mal hacer, el mal hablar y sobre todo la indignidad personal se han quedado por los suelos. Pero eso no es más que una opinión personal. Lo que realmente me sorprende es que no sea delito (como el de Totana) usar dinero público, de ese que mes a mes nos descuentan en la nómina, de ese que día a día pagamos por comprar el pan, el pescado o la gasolina, para comprar votos que lo único que pretenden es llevar hasta las últimas consecuencias la política de partidos, la partitocracia.
No oigan, con mi dinero, no. Yo quiero que se hagan carreteras, que se investigue en medicina y farmacia, que se invierta en educación y urbanidad, que tengamos un aeropuerto decente …. Hay tantas cosas donde invertir mis impuestos, que la lista sería muy larga. Pero ¿comprar votos para evitarle un sonrojo a una ministra que se compara con Dionisio Ridruejo? ¿Millones de euros para eso? No. No es justo. Me parece que debería estar tipificado también como delito este tipo de actuaciones que minan desde lo más profundo de la conciencia democrática, desde la sede de la soberanía nacional, nuestras creencias. Que ponen en peligro no sólo el sistema y su futuro, sino la credibilidad ante los votantes.
No somos muchos. Los otros tienen más medios y llegan más lejos. Pero la conciencia de llevar la sensatez, la razón y devolver la dignidad al político es una tarea en la que Ciudadanos toma parte activa. Y me enorgullezco de formar parte de ese proyecto.

4 comentarios:

Valerian dijo...

Está bien. Me gusta y está bien argumentado. Mas, he aquí un par de puntualizaciones:



Em... ¿y qué demonios tiene que ver la ministra con el Ridruejo, si se puede saber?

¿Y qué tiene que ver una persona que tiene otro nombre igual que otro y qué tiene de incomodidad? [comprobad la errata que el pueblo que mencionáis es Tocana y no Tocaya, como reza el título]

Por cierto, si podéis, justificad el texto, y separad los párrafos. Se hará más grata la lectura.

Anónimo dijo...

Valerian. Gracias por tu comentario. Te contesto.
Ha sido en unas recientes declaraciones en Málaga, en las que la propia ministra se comparó con Dionisio Ridruejo, uno de los ministros de la segunda república.
Imagino habrás adivinado que la ministra a que se refiere el post es Magdalena Álvarez y que yo, que soy la que lo he escrito, me llamo también Magdalena, así que es mi tocaya.
Corre por la red y ha estado también en los cines y en la tele, un documental del nóbel Al Gore que lleva por título "Una verdad incómoda".
De nuevo gracias por tu visita y tu interés.

Magda González

Valerian dijo...

Igualmente, esos pequeños detalles han de quedar más claros en la argumentación, si es posible. :P

blogdeciudadanosenburgos dijo...

Perdonad tanto Valerian como Magda pero los duendes os rondan, veamos: el pueblo de Murcia se llama Totana, así como suena.
Dionisio Ridruejo fue ministro de Franco, sin cartera por cierto ( el ministro, no Franco, je je ) y no ejeció nunca. Renunció en una entrevista con el Caudillo de patas cortas e inició, Ridruejo, su travesía que le llevaría casi hasta el socialismo.
El ministro de marras, con el que se compara Maleni fue Indalecio Prieto,bilbaino y " socialista a fuer de liberal", en el Primer gobierno de la II República. Primero de Hacienda con un balance más bien gris ,siendo amables ,y luego de Obras Públicas ( Fomento).