domingo, 27 de enero de 2008

CIUDADANAS

UN HOMENAJE A LAS LUCHADORAS.

Estas navidades mi hija me regaló la biografía de Emilia Pardo Bazán escrita por Eva Acosta. Desde los muy lejanos tiempos del instituto, no me había vuelto a interesar por esta mujer cuyos datos dormían, como aletargados, en mi memoria.
La valerosa Dña. Emilia sabía lo que quería: ser escritora (ojo, no escritor). En un mundo de hombres, luchó hasta el final para que se le reconocieran sus méritos y no quiso, de ninguna de las maneras, firmar con seudónimo masculino sus escritos, novelas, crónicas, artículos, obras dramáticas, discursos... su lucha fue implacable. Y no fácil. Acosta cita a muchos de sus detractores (entre los enemigos más implacables estaba Leopoldo Alas, “Clarín”) cuyas letras punzantes me producen a mí –hoy, después de un siglo- sonrojo. La presión que tuvo que aguantar fue impresionante.
Doña Emilia ha sido la bisabuela que todas hubiésemos querido tener: luchadora implacable por los derechos de la mujer, sin dejar de ser consciente de sus obligaciones como tal. Como mujer y, sobre todo, como Ciudadana. Por eso, por que las mujeres del S.XXI le debemos a ella y a todas las demás, no podemos consentir que exista una ley caritativa que imponga la paridad. No señor. Estamos donde estamos por méritos propios. Cada vez hay más abogadas, médicas, juezas, empresarias ... que compaginan como mejor pueden y saben sus tareas. ¿Ayuda?, cualquier apoyo será bienvenido. ¿Guarderías?, por supuesto.
Ciudadanos propone una sociedad igualitaria, sin discriminaciones (ni positivas ni negativas) por razón de sexo. Una sociedad en la que las “ministras-tías” no sean el hazmerreír. Donde la participación femenina crezca (está ya creciendo) en los distintos escalones sociales. Pero por méritos propios, por ser la persona idónea en el momento adecuado. Las mujeres de Ciudadanos no queremos que se nos trate como a pobres idiotas que atraen votos femeninos.
Y termino ya. Como no, nuevamente con Dña. Emilia. Cito un apunte suyo del año 1907:

Salid a pie y recorred, sin objeto, las calles céntricas: observad, y los candidatos a crimen pasional se os presentarán ante la vista. Notad cómo, en esa esquina, dialogan uno de capita y gorra ladeada y una de pobre mantón y complicado moño. El diálogo se anima: él alza la mano y descarga bofetón redondo. Ella titubea, llora; luego ríe...; ni siquiera pide auxilio: el bofetón está en el programa. Y ese bofetón es el preludio de lo que vendrá más tarde, en una hora de exasperación brutal de celos o de soberbia; es el anticipo del navajazo feroz, del estrujón de nuez que rompe el cartílago, del puntapié que desgarra las entrañas, del palo que abre el cráneo , del proyectil que se incrustra en la masa encefálica ... ¡Va tan poco del primer maltrato al crimen! La bofetada anuncia la muerte y las emplazadas, sin embargo, media hora después de haber recibido en la mejilla el golpe y el insulto, se cuelgan del brazo del ofensor y se van con él...

Señores. ¡Cómo escarpias se me ponen los pelos!

1 comentario:

Valerian dijo...

um... corregidme si me equivoco. Pero creo que en eso de ser escritora (ojo, no escritor) es erróneo. Explico el por qué y mis fuentes, espero me digáis en donde falla mi argumento o la veracidad de mis fuentes.

De lo que recuerdo de las clases de literatura hace dos años sobre el realismo decimonónico, cuando hablábamos de esta mujer, nuestro profesor, precisamente puso hincapié, y me dió también impresión por otras fuentes similares, de que Emilia, precisamente no era escritora sino escritor decimonónico.

Entonces ¿cómo se explica la cita que supongo será de la autora (que estaría incluso mejor decír de dónde)? pues porque muchos autores decimonónicos se dedicaban a narrar la realidad con caracter crítico. Al menos eso es lo que entendí de las novelas realistas, que es la suma de "minuciosidad en la fotografía" y "crítica" intentándose abstener de decir cosas abiertamente. En ese contexto y en el de una persona ilustrada en la época, se entienden esas palabras de una forma que hoy son más claras todavía. Estas mismas palabras podrían haber salido de cualquier otro escritor de la época con similares ideales.

Ahora bien, en cuanto a que tuviera enemigos. Sí, los tenía. Los escritores de la época según tengo narrado tenían sus grupillos de adeptos entre los que podría destacarse otro escritor afamado. Pero fuera de ahí normalmente recuerdo que las relaciones entre autores decimonónicos son bastante malas en cuanto a ideologías y a nivel profesional. Luego que tenga en contra a Clarín, pues lo veo relativamente entendible, aún sin acordarme de cómo iba todo el tejemaneje de ideologías de la época.

Y por último, mi argumento para decir que era escritor y no escritora es que precisamente me acuerdo de que muchos libros fueron editados por su pseudónimo masculino, que no es "Emilio Pardo" o "Juan Utiel" sino uno, obviamente intencionado que era especialmente masculinizante "Juan Caballero" creo que era. (el nombre me baila, el apellido es seguro).

Por eso me sorprende esta entrada, estando, sin embargo, de acuerdo con el fondo del mensaje. Igualmente, espero que me corrijáis porque hay algo que me falla.